Vasija de cerámica*
Prefiero tomar mi vino esta noche
en una vasija de barro sin esmaltar.
De esa manera, cada vez que se encuentra con mis labios,
Probaré y recordaré
el barro del que salí,
la arcilla en la que algún día habitaré
y un día me convertiré.
(Zonas, poeta griego)
La profesora cerámica insistía siempre en que quitáramos todas las burbujas de aire. Amasar, amasar, amasar la arcilla era su lema. Y amasar un poco más. Las burbujas de aire pueden explotar con las altas temperaturas del horno y arruinar la pieza. Entonces, amasamos y enrollamos la arcilla húmeda y blanda, un proceso parecido al de hacer pan.
Cuando era adolescente, comencé a tomar lecciones de cerámica inspiradas por mi abuela, quien era muy artística y habilidosa. Ella hizo unas hermosas piezas de cerámica que todavía están en la casa de mis padres.
La arcilla está directamente relacionada con la creación, ya sea la creación artística o los mitos de origen. En la mitología, la religión y el folclore de muchísimas culturas, la arcilla da vida. Por ejemplo, el golem judío, un ser antropomórfico creado a partir de arcilla o barro. Muchas culturas antiguas creían que sus deidades habían creado a los seres humanos a partir de la arcilla, como el dios creador inca Viracocha, el dios yoruba Obatala, el dios griego del fuego Prometeo o la diosa babilónica Ninhursag.
Los objetos hechos con arcilla sobreviven a su creador y se convierten en la huella dejada por esa persona. Como las cerámicas de mi abuela, que atesoramos hasta el día de hoy.
Los pueblos antiguos usaban arcilla para hacer objetos cotidianos como el cántaro mencionado en el poema griego, así como material de construcción. Gracias a un elemento tan humilde se ha conservado la cultura material de los sumerios, griegos, romanos y muchas otras civilizaciones. Los arqueólogos han obtenido conocimientos sobre los antiguos, sus costumbres y tradiciones, a partir del estudio de los objetos de arcilla descubiertos en excavaciones arqueológicas.
Las tablillas de arcilla encontradas en Mesopotamia muestran, por ejemplo, documentos administrativos en ruinas de palacios, que son una importante fuente de información. Conocemos la historia, o la mayor parte, de Gilgamesh o Athrasis, y podemos leer la Odisea porque fueron escritas en tablillas de arcilla que sobrevivieron a través de los siglos.
Estas tablillas se convirtieron en un vehículo para la conservación y transmisión de la cultura. Algunas de estas tabletas, sin embargo, no se hicieron para que perduren. Pero cuando los edificios en los que estaban guardadas se incendiaron, estas se hornearon y endurecieron, y sobrevivieron hasta el día de hoy.
Un par de las piezas que hice todavía están en casa de mis padres. Cierro los ojos y puedo sentir la arcilla fría y húmeda, la forma de las herramientas en mi mano, el olor a tierra en el aula. Es el hilo que me conecta con los alfareros antiguos y las generaciones futuras.
*Traducción mía del inglés (no del griego, eh!)